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El fútbol, entre lo sublime y lo perverso

El fútbol es un cúmulo de sueños sublimes y emociones desbordadas. Cuando el estallido de las pasiones converge con intereses perversos, el deporte deja de ser un juego.

Por:Elías Camhaji (con la colaboración de Jorge Luis Cortina Montiel)

El fútbol, entre lo sublime y lo perverso

 

En la actualidad, el fútbol es uno de los deportes más exitosos. De ser una actividad practicada por mineros ingleses de clase baja pasó a convertirse en un espectáculo profesionalizado e institucionalizado. Ahora los estadios albergan a millares de personas, los uniformes permean los estamentos sociales para ser emblemas de un estilo de vida y los jugadores se erigen como grandes héroes.

 

Sin embargo, a medida que la etapa profesional se consolidó, el juego perdió su esencia lúdica y los intereses extra-cancha ocuparon el centro del ámbito futbolístico. Esto trajo consecuencias negativas, pero también permitió grandes avances que lo beneficiaron. Sería ingenuo pensar al fútbol de hoy en día libre de patrocinios y transmisiones de televisión, pues cambiaría radicalmente la forma en que los aficionados disfrutamos de cada partido.

 

Lo primero que salta a la vista es que esta actividad deportiva ha alcanzado un punto de engarce definitivo: no hay marcha atrás hacia un estado inicial donde la pelota ruede por la naturaleza del deporte mismo. Existen tanto influencias exógenas positivas y necesarias para su práctica, como otras que desvirtúan la integridad del fútbol y que, en ocasiones, actúan por debajo de los marcos legales que regulan la participación de terceros en este negocio.

 

En este sentido, el presente artículo se enfoca en cómo la corrupción, específicamente en lo que concierne a las apuestas ilegales, se expande dentro y fuera del campo, así como entre empresarios, patrocinadores y los ídolos de pantaloncillo corto. Cabe aclarar que este fenómeno se materializa en diferentes escalas, por lo cual este texto se concentra en dar una imagen general de este problema.

 

Fútbol, un negocio redondo

 

Es fundamental referirse a la cantidad de dinero que generan las ligas profesionales europeas como uno de los aspectos más polémicos que rodean al fútbol. Anualmente, sólo por concepto de patrocinios en las camisetas de los equipos, el flujo monetario de ligas como la Barclay’s Premier League de Inglaterra o la Bundesliga alemana ronda los 120 millones de euros. Esta cifra no considera patrocinios no visibles en los uniformes ni el boletaje.

 

Más allá de estos datos, llama la atención la procedencia de los recursos. Un análisis de observación simple constata que alrededor de una tercera parte de los sesenta equipos que componen las tres ligas más importantes del mundo (la inglesa, la española y la italiana) cuenta con una casa de apuestas como patrocinador principal. En otras palabras, los equipos patrocinados por empresas de juego podrían hipotéticamente formar su propio torneo, en el cual se incluiría a equipos que van desde el modesto Wigan de Inglaterra hasta gigantes del fútbol internacional como el Real Madrid o la Juventus de Turín.

 

Esto ha sucedido porque la legislación europea en materia de casas de apuestas, antes regulada por medio de monopolios estatales en países como Francia o Alemania, se ha flexibilizado y abierto a la competencia entre proveedores privados. Gracias a esto, equipos como el Valencia, en alianza con la compañía de apuestas por internet Unibet, han comenzado a sanear deudas de proporciones descomunales y a reintegrarse a la élite futbolística.

 

Aunque no se puede afirmar una correlación directa entre estas empresas y el arreglo de partidos, el conflicto potencial de intereses aparece de manera flagrante. En Polonia, un país de la periferia futbolística, Unibet trató de impedir, junto con el ministro de deportes Miroslaw Drzewiecki, la implementación de una ley que regulara la operación de casas apostadoras en ese país.

 

Eventualmente, cuando el escándalo salió a la luz, Drzewiecki se vio obligado a renunciar y el gobierno polaco retiró a Unibet la concesión para patrocinar la liga de ascenso. Esto significó una pérdida de cuatro millones de euros para la liga, una cifra exorbitante para un torneo de promoción.

 

Al igual que la liga de ascenso, muchos equipos de la Ekstraklasa -primera división polaca- contaban con patrocinios de firmas como Bwin, BetatHome o Betclic. Con la prohibición de patrocinios por parte de estas compañías, los equipos de la Ekstraklasa perdieron cerca de trece millones de euros. Conscientes de la derrama económica del maridaje entre casas de apuestas y el medio futbolístico, los dirigentes de los torneos europeos más importantes actúan en dirección contraria a lo realizado en Polonia.

 

Dinero fácil: Todos pierden

 

Por desgracia, el problema de las apuestas legales parece un juego de niños cuando se le compara con los círculos ilícitos de apostadores, vinculado con arreglos de partidos a todos los niveles de competición. En la última década, los casos más sonados han sucedido en Alemania y en Brasil, ambos en 2005.

 

En Alemania, el fraude fue operado por criminales croatas, agentes externos con relaciones y contactos en el círculo futbolístico local. La cabecilla, Ante Sapina, realizaba los arreglos por medio del Café King, su propio centro de operaciones. Por su parte, Robert Hoyzer -árbitro de la Bundesliga- recibía favores sexuales a cambio de pitar de “forma sospechosa” algunas jugadas. Tras estos hechos, Sapina y Hoyzer fueron sentenciados a dos años once meses y dos años cinco meses de prisión, respectivamente.

 

En Brasil, donde todos los juegos de azar y apuestas están penados por las leyes locales, el arreglo se realizó de adentro hacia afuera, al involucrar en forma directa a los árbitros. Edilson Pereira de Carvalho, en ese entonces silbante con gafete de la FIFA, “vendía” los partidos que dirigía a Nagib Fayad -empresario paulista y principal financiador del fraude-. Fayad realizaba el trato con Pereira con un pago de entre diez mil y quince mil reales (alrededor de cinco mil euros) por partido, casi seis veces más de lo que gana un silbante promedio por juego.

 

Por su parte, los socios de Fayad apostaban en sitios ilegales como Aebet y Futbet y obtenían ganancias por encima de los cien mil dólares por encuentro. Dentro de los partidos amañados estaban cotejos de la Copa Libertadores, el campeonato Paulista (la liga regional de São Paulo) y el Brasileirão (el torneo nacional).

 

En consecuencia, varios partidos fueron repetidos, cambió la clasificación del Brasileirão y la FIFA abrió un comité antifraudes presidido por Ricardo Teixeira, titular de la Confederación Brasileña de Fútbol. Pereira de Carvalho fue suspendido de por vida y enfrentó cargos penales por conspiración y fraude. El juicio penal contra los principales implicados tardó casi cuatro años en resolverse y a la postre se retiraron los cargos.

 

En relación a esto, Declan Hill -académico de Oxford y autor del bestseller “The Fix”- explica los medios utilizados para realizar estos timos: prostitución al servicio de los silbantes, sobornos para los miembros del equipo perdedor y todo tipo de artimañas para concretar los negocios fraudulentos. En intercambio de correspondencia, el autor señaló que México, al ser una potencia futbolística media, está en una posición que lo hace blanco posible de los apostadores ilegales.

 

Adicionalmente, en entrevista personal con Joseph Blatter, el mismo Hill constató que la FIFA tiene conocimiento de estas agrupaciones desde hace tiempo, pero el máximo organismo rector del fútbol sólo ha hecho mutis sobre la situación. No olvidemos que en el mundial de Alemania 2006, Italia se coronó campeona tras experimentar el mayor escándalo por arreglo de partidos en su historia, conocido como el Calciopoli.

 

En dicho episodio de corrupción se vieron involucrados equipos como la Fiorentina, el A.C. Milán (cuyo dueño es el primer ministro italiano Silvio Berlusconi) y la Juventus. A pesar de que los castigos originales ordenaban la relegación de estos equipos de la Serie A, únicamente la Juventus perdió dos de sus últimos campeonatos por orden de tribunales italianos y descendió por decreto a la categoría B de ese país. El A. C. Milán, la Fiorentina y el Reggina sólo tuvieron un handicap de puntos al inicio de la temporada y fueron excluidos de competencias internacionales.

 

Como se mencionó, Italia se coronó con ocho de sus once titulares provenientes del Milán, la Juventus y la Fiorentina en el mundial celebrado en Alemania, país que un año antes había sufrido los estragos de los negocios de Sapina y Hoyzer. ¿Coincidencia irónica o reivindicación del ámbito futbolístico?

 

Héroes y villanos: Tiempo de compensación

 

Desde hace tiempo el fútbol está inmerso en una crisis de identidad, en oscilación permanente entre lo financiero y lo deportivo. En medio de la polémica designación de las sedes para los próximos dos mundiales -Rusia 2018 y Qatar 2022- el presidente del comité de ética de la FIFA, Günter Hirsch, renunció debido a la falta de disposición por parte del organismo para hacer cumplir las directrices éticas que marcan sus códigos internos.

 

Para llegar a una solución que coadyuve a la salud del gremio futbolístico es necesario incentivar la cooperación entre empresas legales de apostadores, organismos deportivos nacionales e internacionales, gobiernos y futbolistas. Otra opción es negociar salarios más justos para árbitros y jugadores, así como crear comisiones independientes con facultades legales para lidiar con estos conflictos.

 

Algunas organizaciones de empresas apostadoras promueven marcos de acción como fairbet (apuestas limpias), con miras a erradicar las corruptelas que amenazan la honestidad y la credibilidad del deporte más practicado en el mundo. ¿Llegará el día en que se tomen cartas en el asunto o la FIFA, los árbitros, los clubes y los jugadores seguirán siendo cómplices? Mientras tanto, el fútbol agoniza entre lo sublime y lo perverso.

 


 

Derechos Reservados © El Globalista México, 2010